Capítulo 1: A la caza

Eran las cinco de la madrugada y allí seguía Cristina, con la misma postura y la misma sonrisa estúpida que puso después de estar hablando un gran rato con Alberto. Se conocieron en un página para conocer a tu "alma gemela", aunque más bien lo que buscaba la gente era un buena noche y nada más.
Muchas veces Cristina andaba en aquella web asta altas horas de la noche hablando con chicos y compartiendo fotos entre ellos, pero sin duda aquel joven había capturado su corazón en tan solo dos horas. Hablaban alegremente sin aburrirse uno del otro, sin silencios incómodos, bueno, uno si.
Alberto: ¿Crees que algún día podremos vernos?

Hacía bastante tiempo que aquella pregunta se había plantado delante de la pantalla de su portátil, y no sólo en el portátil si no que en su cabeza también. ¿Podrían? Querer es poder, y estaba más que claro que ella quería pero... no debía.
Cerró sin querer la pantalla del portátil, sin querer de dejar de hablar con el y repetirle lo payaso que era y las cursilerías que llegaba a decir, pero no podía evitar esa pregunta, no podía hacer como si no estuviese delante suya y cambiar de tema, simplemente no podía.
Dejo el portátil en su escritorio y se metió en la cama intentando dormirse sin tener esa pregunta rondando por su mente. Algo que le fue realmente imposible.
Misión fallida.

A la tarde del día siguiente en otro lado de la misma ciudad...

- Venga levántate- La dijo por enésima vez Elsa a su amiga Sandra.
- Que no, y no insistas- Se subió las sábanas asta el cuello, ignorando completamente el calor abrasador de aquel día de verano.
- No seas pesada ¿Vale?- Se cruzo de brazos ya enfadada.
- No, no seas pesada tú, acaso no entiendes que lo único que quiero es... es...- Y entonces se llevo las dos manos a la cara y empezó a lloriquear.
Llevaba ya una semana encerrada en su casa, el primer día se ausento por estar enferma, pero al cabo de los días esa escusa empezó a flaquear ante los ojos de Elsa, que ya se temía lo peor.
No quería salir, no quería hacer amigos, no quería ni siquiera ser feliz.
No quería nada sin él.
¿Sin quién? Sin el capullo de su ex novio. Y entonces volvió a llorar, por que le dolía demasiado a su corazón que no fuera suyo, por que le quería para ella, porque... ni siquiera supo como fue capaz de hacerla eso.
- Venga tienes que salir de estas cuatro paredes, tienes que sonreír, tienes que hacer frente a la situación San. O pretendes huir de los problemas, ¿Pretendes estar encerrada en estas cuatro paredes toda tu vida?- Siguió cruzada de brazos, a los pies de su cama.
- Quiero que te vayas- En un acto rápido se deshizo de la sábana y se sentó apuntándola con el dedo índice.
- Primero contéstame- Respondió con cara seria.- ¿Donde estaba esa amiga fuerte y luchadora?
- ¿Quieres saber donde esta?
- ¡Si!- La gritó exasperada por aquel comportamiento.
- Pues...- Lo pensó, y de nuevo volvió a llorar- Pues se fue ¡vale!, no se ha donde ni con que permiso, pero se fue, por que estaba cansada de hacerse la fuerte. ¡Que digo! por que estoy cansada de todo, de mi mierda de vida.
- Y lo entiendo...
- ¡¡No!!- Gritó fuertemente interrumpiéndola antes de que continuará- No digas que lo entiendes, por que no lo entiendes. No eres tú la que esta aquí, no es a ti a quien han dejado ¿Vale?, así que no digas que lo entiendes.
- Mira San- Se sentó a su lado- Tienes razón, quizás no lo entiendo, pero si lo he vivido, ¿Y sabes que?, que mientras el capullo de tu...- pensó seriamente sobre como llamarle- mientras que ese sujeto esta por ahí divirtiéndose tu estas aquí, encerrada y llorando por un tío que no se lo merece. Por que el se lo pierde.
- No...- Negó con la cabeza duramente y seguido mientras que las lágrimas no daban paso a sus palabras- En eso te equivocas- Y más y más lágrimas- Yo soy la que me lo pierdo- Dijo al final, agachando la cabeza.
-Ey...- la sujeto la barbilla elevando su cabeza, intentando ser menos dura con ella- mira esto es lo que vas ha hacer. Ahora mismo te vas a ir a la ducha vas a cojer lo primero que pilles y nos vamos a ir juntas a una fiesta que me han invitado.
- No... déjalo, te han invitado a ti.
- He dicho que si- Sonó rotunda- Y ya esta venga- La agarró del brazo obligando la a moverse y la metió en el baño- Date prisa y no tardes mucho.
Elsa se sentó en la cama, aproximadamente tres cuartos de hora, lo que Sandra utilizó para arreglarse.
le rompía el corazón ver a su amiga yendo de un lugar a otro con las lágrimas en su moflete, parecen no acabarse nunca.
- Ya- Dijo mirándola fijamente, con aquellos ojos humedecidos y rojos aún.
- Ahora tienes que sonreir- extiro sus mofletes- así estas más guapa.
- Si ya.
- Deja esa actitud negativa- La dio un codazo mientras salían por la puerta.

el mismo día, a la misma hora pero en otra ciudad...

- Venga, pasar pasar- Les invitó su tía Margarain. 
Al parecer los padres de Cristina habían echo planes con la familia sin contar a los pequeñajos. Es más, esa misma mañana fue cuando Cristina se entero de que iba a pasar todo el fin de semana en la casa de su tía, algo que no le hacia demasiada gracia. Aunque lo que menos le hacia gracia es que no había ningún ordenador, bueno... ningún ordenador para ella.
No es que no le guste ver a su familia, es sólo que allí no había nada que hacer y encima para colmo hoy era aquella fiesta a la que tanto ansiaba asistir. Maldita sea al parecer todo iba en su contra.
Ahora lo único que le quedaba eran aquellas 48 horas era pasarlas con la perra de su tía. Pobrecita. No ella si no Nala, la perrita.

- Pero venga, daros prisa- Les daba golpecitos en sus espaldas Margarain.
Después todos se saludamos y ella rápidamente cojió a Nala, antes que pasar otro rato más escuchando aquella conversación sobre aquellas jóvenes irresponsables que se embarazaban a los 16. Vale que ella no estaba de acuerdo, pero cada uno tiene su vida y unas consecuencias a las que hacer frente, así que, que las dejasen en paz, ellas eran libres para embarazarse a la edad que querían ¿Por que entremeterse en la vida de los demás?
Se tumbo en el sofá con ella, esperando que pronto le atacará el sueño y todo fuera más deprisa.

Ese mismo día, a la misma hora pero en otra ciudad...

- Ya me estoy arrepintiendo de haber venido- le contó Pedro a Alonso.
- ¿Por?
- Imagínate que viene, sólo imaginate lo- Supuso.
- Pues entonces no pasa nada, tú a tú rollo y ella al suyo, yo no se donde le ves la complicación.
- Si claro- Puso cara de dolor- Es fácil decirlo cuando uno no esta enamorado.
- ¿Enamorado?- Se quedo perplejo ante aquella estupidez- Tio de enamorado nada, fuiste tu quien corto con ella.
- Lo se vale, pero lo hice por su bien.
- Y una mierda, lo hiciste por que ahora te siente culpable.
- joder... para ya que me estas haciendo sentir como una mierda- Dio una patada a las piedras.
- Tio es que es verdad, no haberte enrollado con la Jenny si tenías novia.
- Mira que no creo que seas el más indicado para hablarme de cuernos- Le indico con el dedo índice.
- Lo se, pero yo al menos no la querría.
- ¿A quien?
- A ninguna- Y echo a reírse, asta que la vio. Los ojos de ella se posaron en los de el durante un segundo, sólo un segundo, y fue sin duda el segundo más largo de su vida. Ella, vaya, ella era realmente guapa, con su pelo avellana con reflejos rubios y sus ojos verde pardo. Definitivamente ella era la caza de hoy día. Y entonces torció la mirada un poco a la derecha y allí la vio, a la ex de Pedro- mmm.. Pedro.
- ¿Qué?- Le pregunto molesto.
- Creo tu ex esta aquí.
- ¡¿Como?! Joder, mierda, me largo ¿Vale? ya mañana nos vemos.



- Tia, como va a estar aquí Pedro- Dijo Elsa a San.
- Cómo lo oyes, le he visto irse hacia esa dirección- Señalo a la puerta.
- Pues debes estar equivocada. Anda vayamos a divertirnos que por eso hemos venido aquí.
- Ey hola- las saludo el cumpleañero.
- Hola- Dijeron las dos al unísono con una sonrisa en la cara, la verdad es que Rub era bastante guapo.
- ¿Qué tal os lo estáis pasando?
- Pues acabamos de llegar- Indicó Elsa.
- Anda venir, que os llevo donde las bebidas- Agarró de la mano a San y San a Elsa.
- Pues aquí es- Dijo sofocado con los dos primeros botones de su camisa desabrochados.
- Bonita cocina- Apunto San.
- Que va- Se apoyo Rub en la encimera- Para bonita tu- Esbozó una sonrisa.

O era Elsa que estaba loca, o estaba entremedias de un ligue
- Bueno yo... me voy a llenarme el vaso- Dijo Elsa, una vez que lo lleno y se giro ellos ya no estaban ahí. Arrastro una silla hacia atrás y se sentó. En verdad ella no era mucho de fiestas, no solía ser la que salía a la pista y lo daba todo, de eso ya se encargaban sus dos amigas San y Cris, ellas eran las que la animaban. Era raro tener que ser ella la que animase.
- ¿Divertida no?- Dijo una voz masculina al lado suyo. Al parecer un joven bastante guapo se había sentado en frente suya sin darse cuenta. Bastante guapo, pero no le daba buena pinta, sin duda era demasiado... demasiado egocéntrico y se notaba en los gestos de su cara que también caprichoso con las mujeres. Tanta guapura desperdiciada, vaya, pensó ella.
- El que- Dijo mirando la mesa.
- La fiesta- Y Elsa giró un poco su silla para mirarle cara a cara.
- Si- Mostró una sonrisa falsa.
- Alonso- Le estrecho la mano- Encantado- e hizo una reverencia.
- Elsa, encantada- Y se rió con naturalidad.

Pasó algunos minutos y aquellos dos seguían sentados, pero sin hablar, ella recorría con sus ojos la cocina, cada centímetro, cada objeto, mientras tanto el la miraba embobado y nervioso.
- ¿ Qué tal?- La preguntó por decir algo.
- Bien ¿tú?- Le miró, algo que bloqueó a Alonso, su mirada era tan intensa.
- Si, bastante bien también.
- Me alegro- Dijo ella volviendo sus ojos a la cocina.
- Yo también- Murmuro él.

El silencio se hacia cada vez más permanente, la verdad es que Elsa tenía ganas de cojer a su amiga y salir de aquella fiesta de raritos.

- ¿Que tal?- La preguntó de nuevo aquel Alonso con una sonrisa estúpida plasmada en la cara.
- Bien- Se rió- ¿Tú?
- Bien también- Logró decir sintiéndose estúpido.
- Okey- Contestó esta vez más borde, esperando que se fuera.

Pero no se fue, siguió allí, con aquella sonrisa de estúpido que había plantado en su cara desde el minuto uno que pudo estar con ella a solas.

- ¿Que tal?- La volvió a preguntar después de diez minutos en silencio. A lo que ella suspiró, si, la verdad es que había mucho rarito en esa fiesta.
- Pues bien fíjate- y le miró cansada, aunque no supo bien por que soltó una sonrisa, igual o incluso más estúpida que la que tenía él en su rostro.- Oye... ¿Me estas vacilando?- Preguntó sin más.
- No, sólo quería seguir oyendo tu voz- Egocéntrico pero dulce.
- ¡Oh!- Fue lo único que se le ocurrió contestar mientras se sonrojaba.

Entonces una chica demasiado borracha se puso entre medias de los dos, miró a uno luego al otro y comenzó a reírse.
- ¿Por que no os liáis ya?- y siguió riéndose  mientras salía de la cocina.
- ¿Quieres que salgamos fuera?- Preguntó Alonso a Elsa. Y entonces, todo se fue a la mierda ¿Dulce? Ese sabía muy bien su estrategia.
- Me voy ¿Vale?- Sonó un poco más brusco de lo que quiso. Agarro su bolso y se dispuso a salir de la fiesta justo cuando vio como su amiga San estaba gritando a Pedro muchas cosas y a una velocidad impresionante, a veces se le escapaba un grito ahogado y le pegaba en el pecho con su palma abierta. Al principio la mirada de Pedro transmitía rabia por cada veta, pero más tarde agacho la cabeza arrepentido de algo.
Elsa subió las escaleras, queriendo cortar aquel espectáculo que todos los invitados estaban presenciando en silencio y se hizo pasar entre el gentío.
Cuando llegó allí arriba, en la segunda planta todo se veía más claro. Ahora podía entender ella por que San chillaba con tanta rabia a su querido ex.
- Ven, vámonos- Tiró de su brazo intentando llevársela. 


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